En nuestro diario vivir nos involucramos en un itinerario que nos exige la sociedad o medio ambiente al que pertenecemos y que es inevitable elegir lo contrario porque el resultado sería excluirnos o descalificarnos nosotros mismos de la estima, aceptación y respeto de los demás. Aveces vamos al cine o a un evento mas por nivel de competitividad, por no quedarnos atrás, porque necesitamos estar a la vanguardia, a ritmo de la actualidad que se desarrolla muy rápido. Para estar sintonizados con las conversaciones necesitamos leer periódicos, escuchar noticias o programas de radio y a la vez de televisión; porque no tener conocimiento de alguna noticia de último minuto o incluso histórica nos convierte en desactualizados. A este ritmo le agregamos nuestras responsabilidades diarias como buenas en todo; madre, hija, esposa o novia, ama de casa, empleada y mujer vanguardista. En un sociedad que nos exige virtudes que practicamente son oponentes de acuerdo a su funcionalidad; tales como ir al gym y tener cabellos arreglados, cocinar y no oler a cocina, limpiar y tener manos arregladas, ademas debemos trabajar en la calle y en la casa que es uno de los privilegios logrados con la Liberación Femenina que tiene como objetivo la igualdad de los derechos de las mujeres con los de los varones. El hombre a su vez ha desarrollado más su estética y se ha integrado a las labores del hogar reconociendo, el aporte económico que hacen ambos para el desenvolvimiento de la familia. Este impulso ha llevado especialmene a la mujer a desarrolar una inteligencia muy superior al de nuestros antepasados; viviendo en plan de contingencia; aprovechando cada milésima de tiempo sin parecer estresadas; es unas de nuestras nuevas habilidades, mantenernos ágiles, serias y desenvueltas a la vez, siendo en parte agresivas sin perder la femenidad, y expertas en hacer varias cosas a la vez. Este crecimiento mental, emocional, personal va acompanado de la mano con el crecimiento de lo humano; este YO interior que por más cosas materiales, físicas, o costosas sólo se satisface con la ternura y calidez de una buena oración y de un sencillo abrazo. Jenny Garcia.