El abrazar a un árbol te puede trasmitir energía que te será útil, pero requiere de cierta práctica el hacerlo. Para seleccionarlo guíate por tu intuición y pídele permiso a ese ser para que puedas intercambiar energía con él. No se requiere más que sentir si estás en lo correcto para realizarlo con el que te haya atraído. En civilizaciones antiguas, se abrazaban a un árbol para lograr un equilibrio de energía Desde siempre, los bosques han representado un signo de veneración entre las diferentes culturas. Su fortaleza radica en que se les considera dentro del reino vegetal, las plantas con mayor grado de evolución y por ello, se les ha considerado como seres animados que tienen espíritu y por lo tanto, guardan en ellos facultades curativas. El sauce elimina exceso de humedad en el cuerpo y controla el nivel de la presión en la sangre. La higuera sirve para la contención de una diarrea, mientras que los abetos sirven para aligerar moretones y ayuda a la recuperación de huesos quebrados. Pero el pino es el que mayor energía posee, ya que estabiliza al sistema nervioso. Cuando empieces, toma conciencia de la forma como entra la energía por tu cabeza y que recorra tu cuerpo. Piensa que sale por tus pies y que regresa al árbol por su tronco. Mientras sucede este tránsito de energía, siente como se va depurando tu cuerpo, puedes realizarlo por repeticiones, unas nueve veces. Siempre que termines una sesión, agradece por el intercambio que tuviste y piensa en larga vida para el árbol. Verás que, además de revitalizarte, empezarás a generar un respeto por la naturaleza que trasmitirás a otros. Al final de cuentas, él tiene más años de vida que tú y sin duda, es su sabiduría la que hay que respetar y conservar. Ábrete a esta comunión con el planeta y establece una amistad con él que hayas elegido, tu conciencia y el mundo, te lo agradecerán.