En todas las etapas de nuestra vida reconozco que un solo acontecimiento cambia el rumbo de ésta definitivamente. Jamás volvemos a domir ni comer igual, vestirnos y/o maquillarnos del mismo modo y todo porque un milagro ha cambiado el orden de prioridades de todos nuestros dias, y lo es el anhelado o no hecho de Ser madre. Ojalá tuvieramos todas el don del amor para recibir estos Angeles con la automaestria que solo aprendemos con la dedicación y esfuerzo que vamos perfeccionando solo con la práctica. En esta era contemporánea en la que debemos hacer y ser de todo a la vez no podemos dejar relegado este compromiso con un corazón que espera un mimo maternal, una canción de cuna, una caricia a la hora de dormida y sobre todo la Bendición. Aunque dispongamos de poco tiempo por el trabajo, los quehaceres del hogar, la pareja, Etc., luchemos porque el tiempo que compartamos con nuestros hijos sea de calidad.
No puede faltar en nuestro día a día: La dedicación de la manana, con el beso de despedida con Bendición y amor. La hora del almuerzo juntos en cualquier lugar: mesa, sofá, cama; pero juntos en estos cortos minutos alguna conversación nace. Los jóvenes hoy en día en su afán de crear su independencia les aburre y molesta que les interroguen; ahora además debemos aprender a crear conversación sin preguntas, así desarrollamos nuestra intelingencia y sobre todo vamos obteniendo las respuestas de lo que queremos con mucha armonía y con el único fin de estar seguras del bienestar del nin@. A la hora de dormir, cualquiera que sea nuestra religión, no puede faltar por lo menos una pequeña oración y la respectiva bendición y beso de buenas noches. Vamos a darle seguimiento a los modales en nuestro hogar, no dejémosle la educación y bienestar de nuestros niños en las manos de los salones de clase, de la comunidad; es nuestra responsabilidad.
Jenny García.
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