Haciendo alusión a esto hay muchas parábolas, proverbios o como quiera identificarlo cada individuo, por ejemplo, hay uno muy conocido y que solemos utilizar de una manera un poco despectiva, pues en realidad refleja nuestro desencanto con el medio, o con nuestro entorno, “No se le pueden pedir peras al olmo”, en un sentido figurativo, se demuestra cierto desencanto y sarcasmo a la vez.
Nuestro diario vivir nos demuestra, como la sociedad, va en continuo descenso, tanto en valores personales, como en los más generalizados. También dentro de estos proverbios podemos encontrar, de todo y para todos, en colores y sabores, desde los más picantes a los más serios, aquellos que determinan que clase de persona eres en realidad.
Cuando reflejamos no solo en apariencia, sino en conducta, nuestra personalidad, es cuando comenzamos dejar nuestra huella en todo lo que hacemos, sea negativamente o positivamente, recordar que debemos cuidar y cultivar nuestro “yo”, es muy importante, pues si no crecemos y evolucionamos, positivamente, así mismo nuestros frutos o el resultado de nuestra conducta, nos delatara.
Bueno resultara, que a partir de ahora, comenzáramos a mejorar nuestro comportamiento, y demos más al que lo necesita. No tiene ningún merito ser amables o serviciales, con los que en realidad no necesitan de nuestra ayuda, esto más que darnos valores o meritos, nos lo quita.
Recuerden que como siempre digo quisiera que esta reflexiones pudieran llegar anqué sea a una persona, pues con esto me conformo.
Lissette García
RosasSinEspinas
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